Neko

11/25/2009

Una tarde de octubre

Una tarde de octubre, descasando a orillas del Manduvira, presencié algo que todavía no puedo creer. Era Sergio, un amigo a quien no veía hace varios años. Simplemente quede sorprendido por la manera en que lo encontré; estaba en el agua, y no precisamente nadando.

Cuando estaba por acercarme, escuché un motor y unas voces. Era una lancha pequeña en la que iban tres personas, llevando conservadoras.

-Dale, alzale que se va a ahogar- dijo uno de ellos, riendo con sarcasmo, mientras el cuerpo seguía hundiéndose. A medida que se acercaban, noté que llevaban una escopeta. Aparentemente el arma con la cual mataron a Sergio. Él nunca fue de las personas más brillantes, siempre metiéndose en problemas, solo que de este ya no podía salir.

Desde mi escondite, seguí escuchando, y oí a otro hablar:

-Bueno, alzale y vamos a cortarlo, así es más fácil esconder el cuerpo-. Dicho y hecho, dos de ellos se tiraron al agua y levantaron el cuerpo, ya comido por algunas pirañas y demasiado blanco. Aparentemente, lo arrastraba la corriente hacía un buen rato.

Una vez en la pequeña embarcación, comenzaron la carnicería. Lo tomaron de los brazos y empezaron a cortarlo. Yo, mientras tanto, corrí a casa a agarrar mi .38 con el que podría por lo menos ahuyentarlos antes de que terminaran con el cuerpo.

Una vez en la casa, tomé mi revólver y sigilosamente volví a la costa. Para mi sorpresa, las tres personas ya no estaban en el bote, solo estaban dos bolsas negras rodeadas de moscas.

Escuché un ruido del bosque: estaban cavando para esconder el cuerpo. Me acerqué lo suficiente como para disparar y acertarles. Les disparé a dos de ellos. El tercero salió corriendo a internarse en el bosque, y empezó la persecución.

Repentinamente, se puso a llover, y la tierra se convirtió en lodo. Aunque era muy difícil de correr, estaba ganando carrera, entonces intenté disparar. No podía apuntarle, la lluvia era muy fuerte. Decidí probar un tiro de suerte… le di en la pierna.

Cuando me acerqué más, caí en la cuenta de que la persona a quien atrapé, era mi abuelo…

Horas más tarde, llegó la policía. Lo apresaron y llevaron a la comisaría. Cuando volví hacia la orilla, ya había escampado, y el bote había desaparecido.


Un cuento que escribi hace poco

2 opiniones?:

Anónimo dijo...

creo que parte de esto escribiste cuando estabas en mi casa :D no me querias dejar leer!

beritH dijo...

jaja .. si una parte